Fundó la empresa Healthtech Vitalera desde cero y acabó llevándola hasta Harvard. Pero, ¿por qué esta fundadora no quiere ser la persona más inteligente de la sala?
La CEO y cofundadora Nuria Pastor comparte la mentalidad y las decisiones que le permitieron escalar su empresa y trabajar con más de 35 organizaciones sanitarias en todo el mundo. También menciona cuál es la única creencia que mantendría, incluso si mañana lo perdiera todo. ¡Continua leyendo!
El coste real de imponer tu verdad
El ego puede sabotear cualquier decisión. Cuando toma el control, ser quien tiene razón se vuelve más importante que tomar la decisión correcta.
Un sentimiento como el ego, genera un sesgo de confirmación que nubla el juicio de las personas líderes, haciéndolas favorecer la información que refuerza sus creencias e ignorar lo que las contradice.
Pero, ¿cuánto pagamos —en tiempo, motivación y oportunidades— solo por defender una idea inicial?
Ese coste tiene nombre: el “impuesto del ego”.
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El caso del Fire Phone
Un ejemplo clásico es el fracaso del Fire Phone de Amazon en 2014. Jeff Bezos lo calificó como una “apuesta audaz”. Otros lo vieron como una decisión impulsada por el ego y el deseo de competir con Apple.
Un exresponsable de ingeniería lo resumió así:
Invertimos cantidades surrealistas de dinero en algo que todos sabíamos que no tenía valor para el cliente. La ironía era brutal… Cuando alguien preguntaba por qué lo hacíamos, la respuesta era siempre: ‘Porque Jeff lo quiere’
El precio del ego para Amazon: 170 millones de dólares. Para Bezos, también implicó perder parte de la confianza de su equipo.
Liderar sin orgullo
Necesitamos líderes capaces de rectificar sin que eso afecte a su orgullo.
Nuria Pastor lo tiene claro:
Rodéate de personas no solo más inteligentes, sino mejores. Personas que desafíen tu forma de pensar.
Porque liderar bien requiere humildad. Supone dejar el ego fuera de la sala y aceptar que no lo sabemos todo.
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¿Cómo tomar decisiones difíciles (y no morir en el intento)?
Jimena Marseillan, exresponsable de Audiencia y Estrategia en Playground, tuvo que tomar muchas decisiones complejas; y desarrolló una serie de filtros que hoy comparte con quienes enfrentan esos mismos retos.
3 preguntas que me hago antes de decir «Sí»
- ¿Esto va a generar impacto real en alguien? ¿Va a conectar emocionalmente?
- ¿Me voy a arrepentir de no haberlo probado?
-
¿Esto me va a aportar información útil a corto o medio plazo?
Digo que sí cuando algo activa tanto mi intuición como mi curiosidad. Busco esa mezcla de “esto es nuevo + esto se siente bien + esto podría funcionar”.
¿Cómo tomo las decisiones más difíciles?
Las decisiones grandes las tomo solo si la idea vuelve a mi mente al menos tres veces.
- La primera vez: la observo.
- La segunda: se hace más fuerte.
- La tercera: sé que tengo que actuar.
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El checklist que uso para evitar malas decisiones
- No tengo datos sólidos que respalden la decisión
- No he pensado lo suficiente en ella (regla de las 3 veces)
- Hay algo en la propuesta que no me cuadra
- Quien la propone está demasiado emocionalmente implicado
- Es una idea nueva, y no tengo al menos 2 opiniones fiables
- Todo el mundo habla de ello: huele a hype, prisa o FOMO
⚡ Decidir no tiene por qué llevar tanto tiempo.